Por: Sabina Covo
Visité Buenos Aires recientemente y aunque se han vuelto habituales mis viajes a esta hermosísima metrópolis suramericana, nunca deja de sorprenderme por las bondades que ofrece a quienes la visitan. La Buenos aires de negocios para los profesionales internacionales que la frecuentamos ya sea por relaciones internacionales, comercio o periodismo, como es mi caso, ofrece lugares de impacto para que el recorrido sea placentero y fructífero, tanto profesionalmente como en los pocos momentos de esparcimiento que se encuentran en los viajes cortos.
La ciudad de la furia, como la llama en su legendaria canción el ya fallecido músico de Soda Estéreo internacionalmente reconocido, Gustavo Cerati, es la mejor mezcla entre la cultura hispanoamericana y Europa. Como gran admiradora del rock en español siempre he disfrutado de esa faceta argentina que a través de mi generación ofreció a Latinoamérica los mejores grupos en este género. Me sorprendió en esta ocasión, que, en algunas calles, caminando por retiro, el reggaetón, música muy caribeña, sonaba por doquier en tiendas y restaurantes. Aunque muy clásica, en parte su gente también se ha seguido esta moda con este género musical. También vi una Buenos Aires con más inmigrantes. En particular mucho venezolano y colombiano, pienso en gran parte por la situación socioeconómica que se vive en esos países, y noté mucho estudiante extranjero, pienso que por la calidad de sus universidades.
Y como en la gran mayoría de mis cortos viajes, debo hacer rendir el tiempo entre entrevistas con medios de comunicación, juntas y compras pero no dejo de pasar por Puerto Madero ya que su imponencia no deja de ser sin duda recreacional a los ojos de los más exigentes.
MIS RECOMENDADOS DEL VIAJE
Me alojé en Retiro, en el Argenta Tower, un hotel boutique ejecutivo que me aseguró calidad, comodidad en su ubicación, y el cual cuenta con una flamante y cómoda terraza con piscina para los pocos momentos de relajación que presentan
los viajes de negocios. A mí me llovió en la visita, pero para los que van en verano, el lugar es perfecto para tomar un poco de sol y relajación. La estructura clásica del hotel, y la simpatía de sus empleados, te hacen sentir en casa. Dos cenas del room service fantásticas después de largos días de trabajo y un buen Malbec, cerraron las jornadas con broche de oro.
Recomiendo uno de los salones de juntas del hotel Faena, y para los más gourmets, pero al mejor estilo argentino, Elena, dentro del hotel Four Seasons, un patio interior, en el que se comparte un menú grupal que incluye carnes, morcillas, pescado, hortalizas frescas y cual otra guarnición les provoque. Una buena combinación de Suramérica y Europa. El restaurante incluye una vitrina de añejamiento en seco y una tabla de carnicero de mármol operada por el chef. Con esta cena, y caminando un poco por las calles porteñas, cerré un muy cálido viaje, que se repetirá muy pronto.