Cuando trata de encontrar cuál es el momento más brillante de su carrera artística, vienen a su mente muchos eventos como el haber sido la primera afroamericana en convertirse en Miss América, haber cantado en la ceremonia de los Oscar su propia canción “Colors of the wind”, ganadora ese año, o tener el privilegio de entonar el himno nacional del Super Bowl, entre otra cantidad de éxitos o reconocimientos, durante más de 30 años de brillar en los escenarios.
Sin embargo, Vanessa Williams no duda un segundo en decir que los momentos más importantes en su vida fueron las cuatro veces que se convirtió en madre. “Ser fuente de vida es una experiencia única e inolvidable, que cambia tu destino para siempre y que te recarga para seguir luchando”.
La actriz, cantante y diseñadora estuvo recientemente
en Miami, invitada por “Shining moment” para atender uno de los eventos de la décimo sexta edición del Art Basel, que se realizó en Miami, ciudad que dice amar ya que le encanta el clima, la comida, la gente y la variedad cultural que existe.
Vanessa ha sido también activista política y defensora de las minorías, y siempre abogando por los derechos civiles, la igualdad de género, el matrimonio gay, y la lucha de los inmigrantes, entre otras causas. “Vivimos en un tiempo que lamentablemente estos derechos no están garantizados pero no debemos flaquear en la lucha. Cuando se persiste, las cosas se alcanzan, a veces tarde pero llegan”, dice.
Esa misma fuerza fue la que le permitió sobreponerse al escándalo nacional cuando en 1984 le fue arrebatado su título de Miss América luego de unas fotos que se hicieron públicas y donde la mostraban
desnuda. “Desde muy joven tuve el coraje para sobreponerme antes las dificultades, y de hacer de los momentos difíciles las mejores oportunidades”.
Es esa actitud la que la ha llevado a cosechar innumerables reconocimientos en cine, televisión, y teatro como actriz y cantante. El año pasado lanzó su trabajo como diseñadora de modas y sacó una línea de ropa para una mujer que le gusta sentirse confortable y a la vez sofisticada. Que no necesita demasiada inversión para verse elegante sino buen gusto. Que no tiene miedo de hacerse notar cuando hace su entrada en un salón. A esa mujer que le encanta el brillo y el color. Sus palabras parecen describirla a ella misma: una mujer sencilla pero con clase, bella pero con mucha esencia.
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