por Juan Ignacio Riquelme
El ruso ganó 6-4, 6-4 y 6-4 ante Novak Djokovic en la final del US Open, quedándose así con el primer Grand Slam de su carrera. Por su parte, el serbio no pudo cumplir su objetivo: obtener los cuatro Majors del año.
La creme de la creme se juntó en Nueva York para ver la final del US Open. Brad Pitt, Bradley Cooper, Rami Malek, Ben Stiller y Leonardo Di Caprio fueron algunas de las estrellas que estuvieron presentes en el Arthur Ashe. Pero no sólo fueron a ver la definición del último Grand Slam de la temporada, sino que asistieron a ver la gran fiesta de Novak Djokovic (1°). El serbio estaba a las puertas de la gloria grande: conquistar su 21er Grand Slam, para desempatar con Roger Federer y Rafael Nadal, y convertirse de esa forma en el
más ganador de toda la historia, y también ser el primero en conquistar los cuatro Majors en un mismo año desde que lo hiciera Rod Laver en 1969. Pero para conseguirlo tenía que ganarle al N° 2 del mundo, Daniil Medvedev, que había perdido en sus dos finales grandes anteriores.
Djokovic, acostumbrado a cargar con la presión de ser el favorito y dueño de miles de batallas a sus 34 años, estuvo lejos de ser ese que prometió que jugaría el “partido de su vida” para meterse aún más en la historia grande. Se convirtió en un mar de nervios y se mostró endeble como nunca antes. Nole no sólo juega con su tenis, también lo hace con su cabeza. Esa es la que le permite desgastar a sus rivales. Pero esta vez le jugó en contra. Se topó con una pared, una máquina de devolver, que siempre tuvo en claro que debía arriesgar en grande para ganar y así lo hizo. El triple 6-4 no fue casual, sino que mostró el resultado perfecto de un jugador que tomará la posta del Big 3 cuando ya no estén. ¿O esto habrá sido un punto de quiebre y una muestra de que no esperará que los históricos dejen de jugar para asaltar ahora mismo el reinado que espera un sucesor?
Medvedev también debió pelear contra sus nervios y el público. El estadio -casi en su totalidad- no quería verlo ganar a él. Cada punto del serbio se gritaba como si se hubiera anunciado una ronda gratis de cerveza. Los aficionados apoyaron al serbio incluso en sus locuras, como cuando hizo pedazos su raqueta en el segundo set.
“El público estaba con Nole y es entendible, todos sabíamos lo que estaba en juego. Voy a decir algo que nunca le dije a nadie: para mí sos el mejor jugador de la historia del tenis. Estoy muy contento y agradecido con todo mi equipo que me acompañó en este viaje”, dijo el tenista de 25 años.
En cuanto al juego, el saque de Daniil resultó determinante. Las estadísticas marcan que tuvo 16 aces, pero su primer servicio lastimó mucho más de lo que marca ese número. Y su penetrante drive también fue otra de las claves.
Llegó el primer triunfo de Medvedev y el segundo para la “nueva generación”. Ese recambio que tanto se pedía está presente. Nueva York, a 20 años de la caída de las Torres Gemelas, vio nacer a otra torre.